domingo, 30 de septiembre de 2007

SANTA BARBOLA Y TRINIDAD: DOS INGENIOS DEL SIGLO XVI EN SAN JUAN DE LA MAGUANA.

Por Mariajose Alvarez Gautier

En el hermoso valle de San Juan de la Maguana, al sur de la actual ciudad de San Juan, se encuentran las ruinas de un poderoso ingenio colonial. Fue construído en la segunda década del Siglo XVI, posiblemente por Pedro de Vadillo, Pedro de Ledesma y el Bachiller Pedro Moreno.

La villa de San Juan de la Maguana fue fundada en 1503 por el célebre conquistador Diego Velázquez, por instrucciones del gobernador Nicolás de Ovando, luego de la conquista del Oeste de la isla. En 1514, en el repartimiento de indígenas de Alburquerque, se menciona a varios vecinos de San Juan que fueron beneficiados con Encomiendas. Y, durante el gobierno de los Padres Jerónimos, de 1517 a 1520, se les entregó indios a otros tantos para que se animaran a construir ingenios en el lugar. Entre los beneficiados con estos repartimientos se encuentran Vadillo, Ledesma y Moreno.

Fernando Luna Calderón, Glenys Tavares María y Mariajose Alvarez Gautier iniciaron un proyecto en 1994, bajo la supervisión del Museo Nacional de Historia y Geografía, con el fín de localizar el sitio de los ingenios coloniales del Siglo XVI en la parte Sur de la isla. Durante varios años recorrieron la zona de San Juan tratando de localizar dos grandes ingenios y otros trapiches mencionados en la bibliografía de la época. Al mismo tiempo se buscaba la villa colonial de San Juan de la Maguana, pués la documentación indicaba que en ella se encontraban los dos grandes ingenios que sustentaban al pueblo .
Las ruinas se encuentran próximas al río San Juan y aún pueden observarse los muros del canal de agua que movía la rueda para la molienda.

Hacia un alto, a poca distancia del ingenio, se encontraron numerosos y variados restos (cerámica, ladrillos, monedas, estribos, clavos, entre muchos otros) que evidencian el asentamiento de una gran población en el área, que probablemente sea de la villa colonial de San Juan de la Maguana.

Estos dos ingenios ubicados en la villa de San Juan eran uno propiedad de Pedro Alonso y el Bachiller Moreno, y el otro propiedad de Joan de León y el licenciado Alonso Fernández de las Varas.

En 1520 Fernández de las Varas dirigió su petición de una prórroga para la terminación de su ingenio, la que se le concedió por un año más , y para 1521, Joan de León arrendó 4 esclavos, 2 hombres, 6 indios y 1 mozo cristiano para la construcción de su ingenio de caballos .

En 1530, Sebastián Renes, mercader alemán, compra parte del ingenio Santa Bárbola en San Juan, propiedad de Joan de León y Juan Fernández de las Varas a partes iguales. Renes compró la mitad de la parte de Fernández de las Varas del ingenio. Al morir Fernández de las Varas sin dejar testamento, su parte del ingenio pasó a sus hijos Pedro Hernández de las Varas y Alonso Fernández (regidores del Cabildo de San Juan). A la muerte de su padre, Pedro Hernández de las Varas era propietario de la mitad de la propiedad de su padre, la cual había comprado a su hermano en 1,500 pesos. Esto deja al mercader alemán con una cuarta parte del ingenio de Santa Bárbola. Para finales de 1530, Pedro Hernández le vendió su cuarta parte al alemán Renes. Así es como Sebastián Renes, agente de los comerciantes alemanes Wesler o Velsares, aparece en los documentos como propietario de la mitad del ingenio de Santa Bárbola en San Juan de la Maguana, junto a Joan de León .

El ingenio de Santa Bárbola colindaba con las tierras de Luisa de Saviñón, a quien el ingenio le molía sus cañas. Cerca del pueblo llegaba hasta la acequia, que lindaba a un “montecillo” que pertenecía a Pero Alonso . Y al otro lado del río tenía también tierras en un lugar que llamaban “Iguanete” .

Para cuando Fernández de Oviedo escribe su obra, entre 1535 y 1548, ya Joan de León había muerto y su parte del ingenio de Santa Bárbola pertenecía a sus herederos. Entre éstos aparece Leonor de León quien casó con Alonso Hernández del Castillo.

En 1544 Sebastián Pérez arrienda los dos grandes ingenios de la villa de San Juan, el Santa Bárbola y el Trinidad .


El segundo ingenio estaba ubicado en la misma villa de San Juan de la Maguana . Pedro Alonso y el Bachiller Moreno iniciaron su empresa con la encomienda que les concedieron los Padres Jerónimos y unos 500 pesos para la construcción del ingenio . Fernández de Oviedo recoge en su obra que este ingenio poderoso pertenecía a Pedro de Vadillo, Pedro de Ledesma y al Bachiller Moreno.

Pedro de Vadillo parte para Santa Marta como Gobernador en 1528, y en 1548 muere cuando su barco naufraga. En San Juan de la Maguana permanece Diego de Vadillo, pero no aparece documentación que indique que fuera familia de Vadillo o heredero de su parte en el ingenio. Por otra parte el Bachiller Pedro Moreno fallece en 1529, a poco tiempo de concluída la construcción del ingenio, y solo se menciona que su parte correspondía a sus herederos sin mencionar sus nombres. Pero, en 1544, la heredera de Ledesma, Inés de Ledesma, casada con Iñigo de Guevara poseía dos terceras partes del ingenio. Para cuando Sebastián Pérez arrienda los ingenios de San Juan, uno de éstos pertenecía dos terceras partes al licenciado Guevara y una tercera a la viuda de Francisco de Agüero.

Ya en 1568 el ingenio Trinidad de San Juan de la Maguana pertenecía a Melchor de Torres , quien estaba casado con Ana del Castillo y era hija de Alonso Fernández de las Varas y Francisca del Castillo.

Otros ingenios y trapiches fueron levantados en las proximidades de la villa de San Juan, como el de el licenciado Barrera, el que fue, junto con el de Alonso, uno de los primeros en construirse en esas tierras.

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FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo. Historia General y Natural de Las Indias. Libro IV, Cap. VIII. INCHAUSTEGUI, . Relación de Oidores… Tomo I, p. Espinosa y Zuazo, 1528. “En San Juan de la Maguana, para esta fecha, sólo quedaban 15 vecinos que se sostenían de dos ingenios que había en el pueblo”.
RODRÍGUEZ MOREL, GENARO. La Economía Azucarera de la Española en el Siglo XVI. Madeira: Centro de Estudos de Historia Do Atlántico, Secretaría Do Tusimo e Cultura, 2000. Indiferente General 420, Libro8, Folio 319.
AGI, Justicia, 45.
AGI, Justicia, 12. No.1, Ramo 2.
OTTE, Enrique. Die Welser in Santo Domingo. Citado por Anthony Stevens Acevedo en ECOS, Año 3, 1995, No.4, p.34, Santo Domingo, UASD.
BENZO DE FERRER, VILMA. Pasajeros… Pero Alonso, vecino de Sevilla, vino a la isla al servicio de Alonso Fernández de las Varas en 1512
AGI, Justicia, 12.
AGI, Justicia, 58.
FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo. Historia General y Natural de Las Indias. Libro IV, Cap. VIII.
Archivo General de Indias (AGI), Justicia, 45. “… Al bachiller Moreno, cerca de 100 en San Juan de la Maguana. A Pedro Alonso, su compañero, cerca de 100 y 300 pesos […] De todos ellos, sólo construyeron ingenios el licenciado Barrera y Alonso y sus compañeros en San Juan…”
GIL BERMEJO, Juana.

INGENIOS COLONIALES DEL SIGLO XVI: SAN MIGUEL DE LA JAGUA

Fragmento de una Carta sobre los Ingenios Coloniales de la Ribera del Rio Nizao.
Por Mariajose Alvarez Gautier

…Manuel Mañón Arredondo decía que había encontrado las ruinas del ingenio de Diego Colón en La Duquesa, en un artículo publicado en el Listín Didario en 1992. Pero no daba datos que aseguraran que estaba en ese lugar. El ingenio de los Colón estaba en el arroyo Yuca (Justicia 12), que es un afluente del rio Ozama, y corre paralelo al Isabela, pero más al norte. En la ribera sur de este arroyo están los pueblos de Villa Mella, San Felipe e Higuero, que me gustaría recorrer.

Otro ingenio en ese mismo arroyo era el de Diego Caballero, el Mozo. Según Oviedo, este ingenio se desmanteló muy temprano, pero pudiera ser que sus ruinas persistan en el lugar.

El que sí se menciona en el rio Isabela es el ingenio de Astorga, y no debe haber estado muy lejos del de los Colón, pués en el mismo documento de arriba se recomienda un solo cura para los dos ingenios. Entre el pueblo de La Isabela, en el rio Isabela, y San Felipe, en el arroyo Yuca, hay tan solo 9 kms. Creo que es el punto más cercano entre los dos rios, a la vez que está muy próximo al lugar denominado “La Duquesa”. ¿Será el ingenio de Astorga el lugar que le dicen “La Pared”? Astorga construyó una presa, y es posible que estén los muros de ella.

… Carlos Esteban Deive comentó que el ingenio de La Jagua era del Siglo XVII. En el censo de Osorio se registra el ingenio San Miguel de La Jagua como propiedad de Tello de Guzmán. Debe haberse construído varios años antes, pués después de la década de 1570 la industria cayó, y no me parece que alguien fuese a meterse en un negocio que ya no producía.

Encontramos unas ruinas, próximo al río Nizao, y me parece que estamos en el sitio del ingenio La Jagua, pues el pobladito donde se encuentran las ruinas tiene el mismo nombre. Además, en el incidente de Juan Rivera con los piratas holandeses se menciona que el ingenio estaba a dos leguas de la boca del mar, y estas ruinas estan más o menos a esa distancia.

En el lugar llamado Diez Casitas, muy cerca de La Jagua, encontramos una tinaja. La tinaja resultó ser una horma de barro del ingenio, y en el mismo lugar hay restos de otras. La horma está casi completa, por exepción de un pequeño pedazo que el guía que nos ayudaba rompió al sacarla de la tierra. Allí mismo recolectamos un fragmento de cerámica mayólica: azul sobre blanco. Caminamos entre los cañaverales por los alrededores de Diez Casitas, y el señor Gálvez (nuestro guía) nos indicó el sitio donde se encuentran los muros. Muy cubiertos por las siembras de los lugareños y la maleza, se encuentran muros en argamasa y ladrillos, posiblemente de dos construcciónes separadas. Encontramos una estructura redonda en el mismo material, que reconocimos como el reservoir de agua de un ingenio colonial; y está bastante conservado. Pensamos que las ruinas al lado del reservoir son la molienda del ingenio y la otra, posiblemente, la casa de purga.

En los alrededores del lugar, también están los restos de canales en el mismo material (argamasa y ladrillos). De estos canales, algunos segmentos están en perfectas condiciones. No medimos los muros por el lodo y el follaje sobre ellos, y las fotografías no se obtuvieron, por lo que decidimos volver para limpiar el lugar y poder hacer un pequeño levantamiento y fotografiarlo.

Hasta donde he podido recopilar, para mediados del Siglo XVI había tres ingenios en la ribera del Nizao: el de Alonso de Ávila, el de Lope de Bardecí y el de Miguel de Pasamonte. Y ninguna de las fuentes menciona que alguno estuviese en un afluente, ni se menciona otro lugar que me haga pensar que estuvieran más alejados de la ribera del rio.

De estos tres, el de Avila estaba en el medio (Justicia 12), y el de Bardeci era el mas alejado (Oviedo). Los lugareños dicen que más al norte, próximo a Valdesia, existen ruinas parecidas a las de La Jagua, pero debemos de ir a verlas para determinar si realmente es otro ingenio. También nos informaron que del lugar llamado Cribití sacaban ladrillos con los que hacían hornos y otras construcciones. Pero esto está muy próximo a las ruinas del ingenio, y pudiera ser parte de él mismo.

No encuentro documentación del ingenio de Tello de Guzmán antes de 1600. No sé si éste fuera uno de los tres anteriores (Avila, Bardeci o Pasamonte). Tu sabes que los dueños se endeudaban muy fácilmente, y que los ingenios pasaban de mano en mano como pan caliente. Lo cierto es que el ingenio era muy grande y además tenía varios hatos a su alrededor que le pertenecían. Todavía perdura el nombre de Pizarrete, pero el poblado está en la otra margen del río.

Parece ser, por lo dicho por los pobladores de La Jagua, que el área de vivienda del ingenio estaba hacia el sur del mismo, y es posible que gran parte de ella la destruyera la carretera (destruyó el cementerio!). Esto lo digo así, porque la gente de allí ha encontrado cerámica, muchos clavos y otros materiales que son usuales en las áreas destinadas a viviendas…

(Las investigaciones sobre este ingenio las efectuaban Fernando Luna Calderón, Glenys Tavares María y Mariajose Alvarez Gautier.)
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SAN MIGUEL DE LA JAGUA
Nizao

En las próximidades del río Nizao, cerca al poblado de La Jagua, en la sección de Yaguate, existen los restos de un ingenio colonial.

UBICACIÓN:
Cerca a la carretera del Sur, antes de llegar al puente sobre el río Nizao, en el mismo camino hacia el norte que va a La Jagua, los moradores hablan de un lugar llamado Diez Casitas donde dicen habían ruinas de un molino.

En las notas de la obra de José Luis Saez , este recoge que San Miguel de la Jagua existía para 1606 (Censo de Osorio) en el paraje denominado La Cabria, en la actual provincia de San Cristóbal. El lugar se encuentra en las inmediaciones del ingenio Caey, pero por versión de los moradores del lugar, parece ser que el lugar del ingenio fue el descrito en el párrafo anterior.

DATOS DOCUMENTALES:
El primer propietario que aparece en documentación de este ingenio fue Juan Tello de Guzmán. Luego pasó a la propiedad de Juan Rivera y Quezada, y más tarde a los Jesuítas.

Los primeros datos encontrados sobre este ingenio son del censo de Osorio de 1606, donde se registra el ingenio de San Miguel de la Jagua, propiedad de Juan Tello de Guzmán.
Para 1625 el ingenio pertenecía a Juan Rivera y Quezada. Utrera recoge un incidente donde piratas holandeses atacaban las costas, y este Juan Rivera tomó 70 hombres de su ingenio, que estaba a dos leguas arriba de la desembocadura del rio Nizao, y combatió en la playa a los intrusos.

Juan Rivera donó por testamento este ingenio, junto a los hatos de Yaguate y Pizarrete, a los padres Jesuítas; y fué de ellos hasta su expulsión en 1767.

En 1774 José Guridi y Concha compró al gobierno las haciendas de San Miguel de la Jagua, la de Camba Arriba y los hatos de Pizarrete y Yaguate. En 1822 la Hacienda La Jagua fue abandonada por falta de mano de obra, con la libertad de los esclavos durante la invasión haitiana.

Para 1830 doña Antonia Alvarez y Fuentes, en unión a otras personas, compró la Estancia de La Jagua al heredero de Guridi.
Felix Reyes, en su obra dice que “las ruinas de mampostería se ven todavía no en muy mal estado”.

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1 SAEZ, José Luis, S.J. La Iglesia y el Negro Esclavo en Santo Domingo. Santo Domingo: Colección Quinto Centenario, Patronato de la Ciudad de Santo Domingo, 1994.
2 UTRERA, Fray Cipriano de. Noticias Históricas de Santo Domingo. Santo Domingo: Fundación Rodríguez Demorizi. Editora Taller, 1982. Vol IV, pag.131
3 REYES, Felix. Descripción Histórica de las Antiguas Haciendas, Estancias y Hatos que Durante la Era Colonial Española Existieron en el Partido de los Ingenios de Nigua, Hoy San Cristóbal. Ciudad Trujillo: Ed. Montalvo, 1951.

SAN JUAN DE LA MAGUANA: UN INGENIO COLONIAL DEL SIGLO XVI.

Por Mariajose Alvarez Gautier
(Publicado en un periódico local de la ciudad de San Juan de la Maguana)

En el hermoso valle de San Juan de la Maguana, al sur de la actual ciudad de San Juan, se encuentran las ruinas de un poderoso ingenio colonial. Fue construido en la segunda década del Siglo XVI, posiblemente por Pedro de Vadillo, Pedro de Ledesma y el Bachiller Pedro Moreno.

Las investigaciones están siendo llevadas a cabo por Fernando Luna Calderón, Glenys Tavares y Mariajose Alvarez Gautier, quienes iniciaron un proyecto en 1994 bajo la supervisión del Museo Nacional de Historia y Geografía, con el fin de localizar el sitio de los ingenios coloniales del siglo XVI, en la parte sur de la isla. Los investigadores buscaban la antigua villa de San Juan pues la documentación indicaba que en ella se encontraban dos grandes ingenios que sustentaban al pueblo.

La villa de San Juan de la Maguana fue fundada en 1503 por el célebre conquistador Diego Velázquez, por instrucciones del gobernador Nicolás de Ovando, luego de la conquista del Oeste de la isla. En 1514, en el repartimiento de indígenas de Alburquerque, se menciona a varios vecinos de San Juan que fueron beneficiados con Encomiendas. Y, durante el gobierno de los Padres Jerónimos, de 1517 a 1519, se les entregó indios a otros tantos para que se animaran a construir ingenios en el lugar. Entre los beneficiados con estos repartimientos se encuentran Vadillo, Ledesma y Moreno.

Las ruinas se encuentran próximas al río San Juan y aún pueden observarse los muros del canal de agua que movía el trapiche. Hacía un alto, a poca distancia del ingenio, se encontraron gran cantidad de restos que evidencian el asentamiento de una gran población en el área, que probablemente sea de la villa colonial de San Juan de la Maguana.

ESTEBAN FERNÁNDEZ PALOMARES: SU CARRERA EN EL BATALLÓN FIJO Y SU DESCENDENCIA

POR MARIAJOSE ALVAREZ GAUTIER
(Publicado en RAICES, boletín del Instituto Dominicano de Genealogía)

En el siglo XVII el gobierno de Santo Domingo se definía como una Capitanía General, que era el tipo de gobierno que España establecía en los territorios de menor importancia. El Capitán General tenía las funciones de Gobernador Civil y Jefe Militar. En esa época la colonia de Santo Domingo sufrió un proceso de militarización, debido a los continuos conflictos entre España y las demás naciones europeas, lo que provocaba frecuentes ataques al territorio de Santo Domingo. Por otro lado, se estableció en la parte Oeste de la isla una numerosa población francesa que fue conformó la Colonia Francesa de Saint Domingue. Los enfrentamientos entre colonos españoles que defendían sus tierras y los franceses que trataban de avanzar dentro del territorio eran cada vez más frecuentes. Por esa causa se crearon las "Cincuentenas", que, según Manuel Arturo Peña Batlle, eran un "cuerpo móvil de asalto compuesto de cincuenta hombres divididos en pelotones que corrían contínuamente los bosques para sorprender (…) a los bucaneros". A pesar del Tratado de Nimega, entre Francia y España en 1679 en que se aceptó la situación de los franceses en la parte Oeste de la isla, las hostilidades fronterizas persistían a consecuencia de las disputas entre las dos potencias europeas. Con la llegada al trono español de Felipe de Borbón, nieto del rey francés Luis XIV, en 1700, la situación entre las dos colonias mejoró. Sin embargo, los franceses, amparados en el antiguo Tratado de Ryswick de 1697, trataban de avanzar dentro del territorio español, provocando serias confrontaciones con los colonos españoles. Sólo en 1776 con la firma del acuerdo de San Miguel de la Atalaya por los gobernadores de ambas colonias de la isla, y la posterior ratificación de este acuerdo entre Francia y España, en Aranjuez, en 1777, cesaron parcialmente las hostilidades por la frontera colonial.

Durante el siglo XVII como consecuencia de esas luchas y de la intranquilidad, tanto en la frontera como por las costas de la colonia, Santo Domingo sufrió un estancamiento económico, donde muchas de las familias se fueron a la bancarrota y otras, huyéndole a la situación, emigraron. La pobreza dió lugar a un debilitamiento de la rigidez del esquema social colonial. Lo militar se convirtió en una de las formas más importantes de ascenso social. Así, fruto de la militarización, se va a crear una élite militar encabezada por el mismo gobernador, que era al mismo tiempo Capitán General de la isla. Los más prestigiosos y hábiles de la colonia, en su mayoría hateros, no tardaron en aliarse con los militares. Este fenómeno social siguió siendo un patrón en la sociedad que más tarde se llamaría dominicana.

En 1738 la Corona española tomó la decisión de crear en su colonia de Santo Domingo el Batallón de Infantería que conocemos en nuestra Historia como el Fixo o Fijo. El Fijo de Santo Domingo se creó por Real Cédula del 4 de septiembre de 1738. Este estuvo integrado por un Estado Mayor de la Plaza, un Batallón de 637 hombres, sargentos y tambores incluso, dividido en siete compañías, incluyendo una de granaderos y una de artilleros, más dos compañías de caballería para el resguardo de las costas. En 1739, al iniciar su gobierno Don Pedro Zorrilla de San Martín, aún no se había formado el Batallón, y se le dió la orden, junto al título de Gobernador y de Capitán General, de ejecutar el Reglamento y formar dicho Batallón.

Con la formación del Fijo se trasladaron a la colonia de Santo Domingo soldados y oficiales de distintos lugares del dominio español. Llegaron, por ejemplo, el Capitán José Logroño desde Jeréz de la Frontera, Capitán Juan Lorenzis de Villa Morón, Brigadier Antonio Canzy de Cádiz, Subteniente José Evora de Tenerife, Sargento Vázquez de Zain, de Galicia, Sargento Miguel de Ochoa de Bilbao; también desde Génova, Italia procedían el Teniente Juan Estevan Varon y el Teniente Coronel José Arata. Pero también fueron asignados al Batallón desde otros puntos dentro de las colonias americanas como fueron el Sargento Juan de Araujo desde Maracaibo, Sargento Andrés Bonilla de Villa San Germán en Puerto Rico, y el Cadete Juan de Dios Molina de la Havana.

El 27 de febrero de 1774 fue ascendido y nombrado en este batallón el Soldado Distiguido del Cuerpo de Artillería de Marina Don Esteban Fernández y Palomares. Don Esteban, de procedencia noble, había nacido en Orán, posesión española al norte de Africa, en 1749, nieto del también distinguido militar Don Esteban Palomares. Había ingresado a la Brigada de Marina española el 19 de diciembre de 1769, sirviendo en ella durante cuatro años, hasta que fue ascendido y asignado al Batallón de Santo Domingo.

Don Esteban se embarcó en el puerto de Cádiz, España, el 20 de octubre de 1774, llegando a Santo Domingo con el grado de Subteniente de la 11va. Compañía del Fijo, de nueva formación. Ya en la Isla, lució sus dotes de estratega militar y su gran valentía, destacándose en numerosas empresas.

El 22 de noviembre de 1781 fue ascendido a Teniente en la 2da Compañía del Fijo. Y, teniendo este grado, se le asignó el puesto de Comandante en Puerto Plata. Defendió el puerto en varias ocasiones de los ataques y persecusiones de las fragatas y bergantines ingleses. En 1783 aún permanecía de puesto en Puerto Plata, pues en un reporte militar se le cita el 21 de enero de ese año por haberse destacado en el rechazo de una fragata inglesa que perseguía a otra francesa en las proximidades de ese puerto.

Fue en esta época que se casó con Doña María Petronila Mañón y Mieses, hija de Don Antonio Mañón y Lara y de Doña Ana Teresa de Mieses y Ponce de León. Con Doña Petronila procreó a H1-Francisca (n.1784), H2-María Antonia (n.1785), H3-un niño que nace en 1786, H4-María (n.1789) y H5-Eugenio (n.1791).

En el Archivo General de Simancas, en la Sección Guerra Moderna, Legajo 7290 C.1. Folio 6, aparece la Hoja de Servicio de Don Esteban Fernández Palomares. Entre las campañas y acciones de guerra en que se destacó lo encontramos en la zona norte y, posteriormente, la fronteriza, defendiendo la colonia de ataques tanto de ingleses por la costa como de los franceses por la frontera. Tuvo a su cargo desde 1788 hasta 1790 la instrucción de Cadetes de las Reales Ordenanzas. Pasó a la frontera en ese año de 1790 hasta 1791, con motivo de una insurrección en la Colonia. Regresa a la ciudad de Santo Domingo para pasar de nuevo al Norte en enero de 1792. En mayo de 1794 se encontraba desalojando enemigos franceses que ocupaban en emboscada el paso del arroyo Mala Riva, y dice este reporte "acometiéndolos sable en mano persiguiéndolos hasta la vista de Yaquezi con total derrota tomándole dos cañones y muchas armas que dejaron esparcidas en el campo." Mas tarde en julio de ese mismo año, de nuevo desalojaba al enemigo, esta vez de un importante puesto en el Cerro del Diablo desde donde hacían incursiones sobre la frontera y el camino de Bayajá.

Con motivo de la cesión de la Colonia de Santo Domingo a Francia, por el Tratado de Basilea de 1795, el gobierno colonial se preparó para evacuar el Cuerpo de Milicias de Infantería, quedando sin empleo algunos de los que componían este batallón. El gobernador Joaquín García, en carta a la Corona fechada el 30 de enero de 1796, expone que hay algunos oficiales hacendados, pero que muchos sólo dependen de sus sueldos y que quedaban en la libertad de emigrar hacia donde mejor les acomodase. Sin embargo, el ejército español continuó operando, ya que en agosto de este año Don Esteban se encontraba de puesto en Bánica, como Comandante de la zona.

Con la terrible invasión de Toussaint Louverture, en 1801, se produjo la desintegración del Fijo, y un nutrido grupo de oficiales salió de la colonia. Don Esteban Fernández de Palomares emigró a Caracas, Venezuela, junto a su familia. Dice don Emilio Rodríguez Demorizi, en su obra "Invasiones Haitianas de 1801, 1805 y 1822", hablando de Toussaint y de esta invasión, que "el día 23 (esto es de enero de 1801), a las once del día, relevó al Fijo, y los que estaban francos, y todos juntos los encerró en el cuartel, le puso su bandera de tricolor, y el día 25 los hizo marchar como a malhechores, con una compañía delante y otra detrás, y dragones a los costados, por el camino del Sud. El Fijo sin municiones, y ellos bien dispuestos. Dejo a tu consideración los llantos, gritos de los parientes de éstos, e igualmente del público. El dicho Toussaint o por mejor decir, 'Región de Demonio', en un caballo alazano que nadie le podía dar alcance, fué hasta la Puerta del Conde, parándose en las bocascalles no se le escaparon algunos; pero ellos con el espejo de la mujer de Gonzalo, no se desertó ninguno sino de Baní por delante, y eso muy pocos, de modo que de ellos no tenemos razón cierta…"

Don Esteban muere en Caracas. La fecha de su muerte la situamos entre 1801 y 1804, ya que de esta última fecha existe un documento mencionando a Doña Petronila Mañón ya viuda de Fernández Palomares y casada de nuevo en Caracas, Venezuela, con el emigrado dominicano Don Antonio Jimenes.

De los hijos de Don Esteban Fernández Palomares solo hemos encontrado datos de Francisca, quien casa con Don Miguel Lavastida Aguirre, ya viuda de Juan Alcalá, venezolano. Es posible que los demás hijos del matrimonio Fernández Palomares-Mañón y Mieses permanecieran en Venezuela, donde habían llegado de corta edad, y que allí murieran. En su testamento, otorgado en Santo Domingo en septiembre de 1844, Doña Francisca declara ser hija legítima y única de Esteban Palomares1 y Petronila Mañón, o sea que, a la hora de su muerte, era la única que quedaba de los hijos de este matrimonio.

Doña Francisca Fernández Palomares casó en primeras nupcias con Juan Bautista Alcalá, quien nació en Cumaná, Venezuela, y murió asesinado por un esclavo en 1819. De este matrimonio nacieron cinco hijos. N1-Francisco de Paula y N2-María Francisca, estos dos murieron pequeños, antes de 1819. Luego tuvo a N3-Diego Antonio, N4-Ezequiel y N5-Estevan. Estevan murió en 1831 y Ezequiel en 1837, sobreviviéndole tan solo Diego Antonio, quien formó familia en Caracas.

En 1819 Doña Francisca casó en Santo Domingo en segundas nupcias con Miguel Lavastida, Capitán de Milicias de Infantería Provinciales, quien era hijo de Francisco Lavastida de Santa María Valladares y María Manuela Aguirre López del Pulgar, ambos naturales de Santo Domingo. De este segundo matrimonio le nacieron cinco hijos más:
N6- Francisco María de la Merced (n. 22 abr 1820)
N7- Miguel Antonio de Jesús (n. 4 jul 1821)
N8- Ana Teresa de las Mercedes (n. 26 jul 1822)
N9- Rosa María de las Mercedes (n. 14 abr 1825)
N10- María Dolores Rafaela (n. 13 nov 1826)

Don Miguel Lavastida Aguirre tuvo varios cargos públicos. Fue secretario del Ayuntamiento en 1818 y Comisionado del Gobierno en el Tribunal Civil en 1828 y 1829. Murió en febrero de 1830, estando la nación bajo el gobierno de Haití. Doña Francisca le sobrevivió catorce años, muriendo con la República independiente, en septiembre de 1844, con 60 años de edad.

De los hijos de Doña Francisca Palomares, N6-Francisco casó con María de la Concepción Landestoy, hija de Juan Pedro Landestoy natural de Francia y María de las Nieves Aristy Báez natural de Santo Domingo. Procrearon a: Bn1- Miguel (n.1845), Bn2- Dolores (n.1849), Bn3- Francisco Javier (n.1850), Bn4- Abelardo Antonio (n.1853), Bn5- María de los Angeles (n.1854), Bn6- Ana Teresa (n.1854), Bn7- Francisco Javier (n.1856) y Bn8- Esteban. Don Francisco Lavastida y Palomares murió en 1888.

N7- Miguel casó en Santo Domingo, el 21 de diciembre de 1844 con Altagracia Heredia Solá, hija de José Vicente Heredia y Campuzano y Faustina Solá y Zárraga. De este matrimonio nacieron: Bn9- Francisca Antonia (1845), Bn10- Amalia (1847), Bn11- Elisa (1849), Bn12- Miguel Alfredo (1850), Bn13- Ana Francisca (1852), Bn14- Alvaro (1854), Bn15- Merced (1855), Bn16- Francisco Javier de los Dolores (1856), Bn17- Isabel (1860) y Bn17- Rafael Eduardo (1863). Don Miguel Lavastida, se destacó en el quehacer político de su época, la Primera República. Murió en el exilio, en Matanzas, Cuba, el 8 de noviembre de 1887.

N8- Ana Teresa casó en Santo Domingo con José Gregorio González Santín, hijo de Ignacio González Infante y Francisca Santín, ambos de San Carlos, procreando a: Bn18- Ignacio, quien casó con Rosa Altagracia Nouel Bobadilla, y a Bn19- Gregorio María, quien casó el 9 de enero de 1875 con Tulia Catalina Pou Pereyra. Doña Teresa fue expulsa del país por el gobierno de Santana con la acusación de que instigaba a la desmoralización del Ejército que salía a combatir hacia la Frontera, estando ya fuera de su país su esposo, Don Gregorio, lo que denota en ella un fuerte espíritu y valor.

N9- Rosa murió muy joven. Como dice la misma Doña Francisca en su testamento "murió pequeña en vida de su padre"; esto es antes de 1830.

N10- Dolores casó en 1858 con Damián Báez Méndez, hijo de Pablo Altagracia Báez y Teresa Méndez. Nacieron de esta unión: Bn20- Pablo, Bn21- Buenaventura, Bn22- Rosa (n.1868), Bn23- Teresa Altagracia (n.1868), Bn24- María (n.1868), Bn25- Damián (n.1923). Damián Báez Méndez fue hermano de Buenaventura Báez, presidente de la República y político dominicano, y, por tanto, y por participar en la política del momento, pasó junto a su esposa Dolores, gran parte de su vida matrimonial en el exilio.

Estos tataranietos de Don Esteban Fernández Palomares tuvieron descendencia, creando numerosas familias las cuales hoy forman parte de nuestra gran familia dominicana.


BIBLIOGRAFÍA:
ALFAU DURÁN, Vetilio. Vetilio Alfau Durán en Clio. Escritos I. Santo Domingo, 1994.
LARRAZABAL BLANCO, Carlos. Familias Dominicanas. Santo Domingo, 1967-1980
RODRÍGUEZ DEMORIZI, Emilio. Invasiones Haitianas de 1801, 1805 y 1822. Ciudad Trujillo 1955.
RODRÍGUEZ DEMORIZI, Emilio. Cesión de Santo Domingo A Francia. Ciudad Trujillo, 1958.
RODRÍGUEZ DEMORIZI, Emilio. Milicias de Santo Domingo. Santo Domingo, 1978.
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